Un poquito nada más
Las aberrantes partidas que los congresistas se asignan a ellos mismos salen del Presupuesto Nacional, o sea que todo ese dinero se le quita al Estado para dárselo a los distinguidos representantes del pueblo.
Y mientras en algunos hospitales no hay curitas ni mercurocromo, los legisladores se llenan los bolsillos con el pretexto de ayudar a los más necesitados.
Los senadores tienen el “barrilito”. Los diputados cuentan con el “cofrecito”. Unos y otros, además, se asignan sumas astronómicas para hacer regalos (supuestamente) en fechas especiales como el Día de las Madres y otras ocasiones.
Se trata de una vergonzosa situación que todo el pueblo repudia y que debe ser corregida de inmediato.
Si los señores diputados y senadores tuvieran un poco de vergüenza, un poquito nada más, y eliminaran de un solo golpe todas esas indelicadezas, la nación sería capaz de perdonarles sus faltas cometidas hasta ahora. Si tuvieran un poco de vergüenza.
Pero parece que no tienen.
Rafael Molina Morillo El Dia