A pesar de su juventud –apenas tiene 23 años-, su inexperiencia profesional y su currículo desconocido, su meteórica carrera ya ha dado comienzo. Tanto es así que ya acumula varios cargos de gran importancia en el mundo de la política o incluso en el del cine (el último de ellos). Como es natural, a mucha gente le podría chocar que alguien con tan poca formación específica sobre esos campos llegue tan alto. Todo cobra sentido al saber que hablamos de Nicolás Maduro Guerra, único hijo del presidente venezolano que ya se está encargando de que la carrera de su único vástago llegue muy lejos.
Sus dos últimas ocupaciones no pueden ser más distintas entre sí. Director de la Escuela de Cine y delegado electo que participará en el III Congreso Socialista del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Un favoritismo que no hace ni pizca de gracia a un sector muy importante de los venezolanos y mucho menos a los creadores del Séptimo Arte, que ya han expresado su indignación por esta decisión del presidente.
Pero estas últimas responsabilidades del hijo de Maduro no han sido precisamente las únicas. Ya hace más de medio año que fue nombrado jefe del Cuerpo de Inspectores Especiales de la Presidencia, un cargo muy importante para el que Maduro Guerra no estaba especialmente cualificado, simplemente hizo “un curso de inspectoría”, tal y como admitió en el canal Noticias 24 cuando fue nombrado.
Acompañado por un enorme séquito, entre los que se incluyen periodistas, ingenieros o administradores, el joven ha recorrido el país ejerciendo sus responsabilidades y después haciendo un informe que iba directo a la mesa del presidente, es decir, a la mesa de su padre.
Nicolás Maduro Jr. es el único hijo del presidente, fruto de su relación con Adriana Guerra. Con Cilia Flores,con la que lleva casado un año, no tiene descendencia.
El ascenso del hijo ha sido muy comentado, pero no es ni mucho menos el único nombramiento conflictivo del presidente venezolano, sucesor del fallecido Hugo Chávez. El sobrino de Flores fue nombrado comisionado presidencial para asuntos financieros y económicos, el hijastro de Maduro consiguió su plaza como juez titular en el Poder Judicial y así un largo etcétera de casos de familiares con lazos con el actual presidente que han visto de repente cómo su carrera despegaba sin necesidad de reunir unos méritos que deslumbrasen a nadie.
Es la triste realidad de un país que sigue con graves problemas para conseguir productos de primera necesidad y que se ahoga en la escasez, mientras que los acólitos más cercanos a Maduro pueden disfrutar de una vida fácil y por supuesto alejada de los problemas habituales que sufre cualquier ciudadano venezolano.
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