Madrid, elmundo.es.-Valeria es la fan más pequeña de la legión de admiradoras de One
Direction que han tomado los alrededores del estadio Vicente Calderón de Madrid. Con tan solo 9 años ha venido desde Fitero, Navarra, para
asistir a uno de los dos conciertos que la 'boy band' dará en la capital. Le
acompañan su hermana Sara, de 14 años, con los brazos pintados con los nombres
de canciones de su grupo favorito y su padre Luigi, ataviado con una camiseta
de los Rolling Stones. "Lo que más vamos a hacer es gritar", asegura
Valeria sin separarse de un muñeco de Niall, uno de los miembros de la banda.
Bajo un
mar de paraguas, sombrillas y parasoles improvisados se protegen de un sol
feroz centenares de jóvenes, en su mayoría chicas.Su
objetivo: situarse lo más cerca posible de sus ídolos, que
tocarán este jueves 10 y viernes 11 de julio en el templo rojiblanco.
Algunas
esperan que la proximidad al escenario les permita tener un gesto de
complicidad con su cantante favorito del quinteto. "El
año pasado fui a su concierto y pude hablar con uno de ellos",
nos cuenta Sandra de Coruña, mientras relata con lujo de detalles y nervios
cómo Harry, le dijo "hola" durante una actuación.
"Antes éramos pocas, ahora
me entretengo más", dice Isabel de Madrid, una de
las primeras que empezaron
a acampar hace casi dos meses, repartiéndose cada jornada en dos
turnos de día y uno de noche. "Espero que sea uno de los mejores días de
mi vida, espero que lo den todo. Saben que llevamos aquí dos meses",
explica.
En
medio de todas las 'directioners', nombre con el que se conocen a las
admiradoras de la banda, encontramos a Marcos, de 45 años, vigilando un par de
esterillas. Su hija y sus amigas han ido al hotel donde se hospedan los
responsables de este tsunami de furor adolescente. "Mientras,
estamos aquí 'pringaos' los padres". Marcos compara la
afición de su hija con el festival de Woodstock y otros conciertos de los años
70 y 80. "Esto es como ir a ver a Leño, es una aventura".
Padres y madres "se lo
pasan pipa" en este ambiente de hormonas revolucionadas por los chicos de One Direction. Aparte de tener
a sus favoritos de la
banda, apoyan -y financian- a sus hijas. Desde hacer guardias para cuidarles el
sitio, hasta pagar 400 euros por un par de entradas, con las que acompañar a
los menores al concierto. Un pase VIP que aparte de barra libre de refrescos y
zumos, permite seguir el concierto en pista, cerca de sus ídolos.
En
medio del fenómeno '1D', la experiencia es un grado. Para evitar problemas de
acceso, las propias asistentes al
concierto se han organizado vía Twitter para entrar de forma ordenada en el Calderón. Aunque los miembros de
la empresa de seguridad privada de la promotora del concierto, que ya conocen a
las chicas, alertan que lo "complicado" será momentos antes de abrir
las puertas.
Dos
días de nervios, calor y hormonas en los que, pese a una dura espera, miles
de jóvenes cumplirán su sueño adolescente
de ver a sus ídoles y aguardan expectantes que los chicos de One Direction
"no pierdan el contacto con las fans, en un estadio tan grande" como
reclama Irene de Málaga.