Santo Domingo.-Es con sumo
regocijo que presentamos al gran público dominicano una nueva versión de
nuestra Temporada Sinfónica 2014. Las
tradiciones hacen costumbre y establecen en nosotros un sentido de
trascendencia, de aquello que permanece en el tiempo.
De ahí que estas obras que han conquistado los
obstáculos del espacio y los años perduren para siempre en nuestros corazones
como testimonio de la unidad de valores que compartimos todos los seres
humanos.
Y este año, en conmemoración del 150 aniversario
del gran poeta sinfónico de todos los tiempos, Richard Strauss, estrenamos,
pareado con sus juguetonas travesuras de Till Eulenspiegels, el monumental Don
Juan, obra cumbre de la pluma pentagramada del singular teutón que sirve a
todas las orquestas del mundo como parámetro de brillantez y virtuosismo, y es
pieza obligatoria para las audiciones de ingreso por sus altas complejidades
instrumentales.
Es Richard Strauss uno de esos grandes
compositores que fueron recibidos en vida con el mismo entusiasmo que continúa
ganando a los nuevos públicos que exigen que las orquestas muestren sus más
brillantes colores sonoros a través de páginas musicales de gran erudición
emocional e instrumental.
Es logro y motivo de gran satisfacción que
nuestra orquesta, tu orquesta, aborde partituras de este nivel con el garbo y
responsabilidad que la colocan a la altura de aquellas que las han grabado y
que son comparables en su ejecución.
De igual manera, se estrenan este año los
conciertos No.1 de Bartok para violín (Estreno Nacional) y el No. 1 de Kabalevsky para cello, de manos
de dos jóvenes solistas dominicanos, Luis Augusto Martínez y Nicole Peña-Comas,
respectivamente, así como la famosa ‘La Valse’ de Maurice Ravel y ‘En un Día
oscuro’, dirigida por su propio compositor, el director austríaco Christoph Ehrenfellner, mientras que las obras dominicanas recaen sobre el
prolífico y polifacético compositor Darío Estrella, quien cumple varias décadas
de ininterrumpida labor creativa musical con un centenar de opus en los que ha
bien sabido fusionar los ritmos de nuestra identidad con las tradiciones de la
sala de conciertos.
Favoritas de
siempre como la Obertura Festiva de Shostakovich, la Obertura Carnaval de
Dvorak, España de Chabrier y el Preludio de Tristán e Isolda de Wagner, hacen
marco a las grandiosas sinfonías como la Segunda de Brahms, la Cuarta de
Tchaikovsky y la Novena de Schubert, bautizada como la grande, y que este año,
después de una prolongada espera, será escuchada en vivo de nuevo en nuestro
país.
Junto a ellas, son
de especial mención los monumentales Cuadros de una Exposición de
Mussorsgky-Ravel y las obras con solista que continúan siendo puntales en
nuestras temporadas como el Concierto de Elgar para Cello, en las manos
prodigiosas del cellista coreano Johan Kim, la Rapsodia sobre un Tema de
Paganini de Rachmaninoff, interpretada por el pianista venezolano Alfredo
Ovalles y el interesantísimo concierto para flauta de Ibert, en los labios de
la distinguida flautista cubana Niurka González Núñez.
Estamos
convencidos que esta programación, equilibrada en cuanto a períodos y estilos,
novedosa por demás y variada por su oferta, continúe haciendo vibrar esas
sensibles fibras de nuestro ser que un día conquistaron nuestros corazones a
este arte irresistible del más perfecto instrumento concebido por el hombre: La
Orquesta Sinfónica. ¡Que disfruten!