No hay peor diligencia que aquella que no se hace. David Troncoso sufrió en 2006 una hemorragia cerebral que paralizó partes de su cuerpo. Se hizo ingeniero. Participó en un sorteo de escuelas y se sacó construir una por 57 millones de pesos.
Su filosofía la resume así: "Cuando tus piernas estén cansadas, camina con el corazón. La voluntad es la fuerza mayor que hay".
Unos amigos lo animaron a participar de los sorteos de obras del Ministerio de Educación dentro del plan para implantar la Tanda Extendida.
Nos cuenta David que en su construcción tuvo siempre muy presente los derechos de las personas con discapacidad para que puedan acceder a todas las instalaciones. "Hasta las canchas, apunta, tienen acceso".
"¿Por qué? Ellos dicen, bueno, si ese sistema que ahora se ha implementado continúa, talvez, cuando yo me gradúe, yo también tenga la oportunidad".
¡La democratización en la construcción de obras también beneficia a las personas con discapacidad!
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