Fachadas tapizadas con impactos de bala y sangre en las aceras son huellas de la inédita ofensiva contra las autoridades lanzada por el cártel Jalisco Nueva Generación, visto ya como uno de los más poderosos de México con sellos distintivos como la autofabricación de algunas armas.
La emboscada del 19 de marzo en el municipio de Ocotlán, en la que murieron cinco gendarmes, tres sicarios y tres personas ajenas al choque, ha desencadenado una cruenta batalla entre el cártel y la policía en Jalisco (oeste), que además de ser la cuna del Mariachi y el Tequila es el cuarto estado más rico del país.