Santo Domingo.- Los historiadores Bernardo Vega, Roberto Cassá y Tony Raful coincidieron en descartar que la Revolución Constitucionalista de 1965 implicara algún riesgo de una segunda Cuba como adujo Estados Unidos para invadir militarmente el país hace cincuenta años y consideraron que ello impidió la consolidación de la transición a la democracia tras la liquidación de la tiranía trujillista.
La serie de paneles “50 años de Abril”, se transmite por el Canal 2 de 7.30 a 8.30 de la mañana.
El miércoles tendrá como protagonistas a combatientes civiles, con participación de Rafael Fafa Taveras, Fidelio Despradel y Napoleón Núñez, y el jueves “Las mujeres de Abril”, con los testimonios de Teresa Espaillat, Magaly Pineda y Cristina Díaz.
La serie culminará el viernes con la participación de Francisco Caamaño Acevedo, Ludovino Fernández Fernández y Juan Lora de León, hijos de los principales protagonistas militares de la Revolución Constitucionalista los coronales Francisco Caamaño Deñó, Rafael Fernández Domínguez y Juan Lora Fernández.
El conductor de los paneles es Juan Bolívar Díaz, productor director de Uno+Uno, con la participación alternada de los demás entrevistadores del telediario, Rafael Toribio, Ana Mitila Lora, Ana Selman y Adalberto Grullón.
En el inicio de esta serie de paneles el pasado lunes, participaron Bernardo Vega, Roberto Cassá y Tony Raful en el telediario Uno+Uno de Teleantillas sobre la trascendencia de la Revolución Constitucionalista, al cumplirse el viernes 50 años de esa gesta histórica nacional. Consideraron la ocupación norteamericana como resultado de la guerra fría y de la revolución cubana que impidió un salto democrático de la sociedad dominicana.
Bernardo Vega resaltó que la insurrección constitucionalista coincidió con “el momento más álgido de la guerra fría en el Caribe” y que el fracaso norteamericano en Playa Girón, cuando una invasión auspiciada por Estados Unidos fracasó en deponer el gobierno de Fidel Castro, sembró en el vicepresidente Johnson, presidente en 1965, la determinación de no permitir otra revolución en la región. Agregó que eso, junto a informaciones parciales y limitadas, lo llevaron a la invasión de la República Dominicana sin que hubiese real peligro comunista. Señaló que el objetivo de Johnson fue, desde el primer momento, reponer a Joaquín Balaguer en el poder, y que éste se adelantó a poner en el tapete el supuesto peligro comunista.
Roberto Cassá sostuvo que la Revolución Constitucionalista fue el primer intento consistente en la historia dominicana de llevar a cabo un régimen democrático con amplia conjunción de fuerzas sociales, con el objetivo de restablecer la Constitución de 1963 “la ley orgánica más avanzada de la historia de la nación”. Añadió que el carácter popular dio protagonismo al pueblo dominicano por primera vez desde la independencia nacional.
Por su parte Tony Raful consideró la insurrección de 1965 como consecuencia directa del golpe de Estado de 1963, señalando que un mes después de éste ya se produjo la primera conspiración para revertirlo y luego vino la inmolación de Manolo Tavárez y sus compañeros del 14 de junio, seguida de huelgas y protestas. Añadió que todo el proceso puso en vigor la voluntad patriótica del pueblo dominicano y la devoción a los ideales de los fundadores de la nación.