Durante décadas los productos fabricados en China han soportado la mala fama de ser baratos y de baja calidad. Pero adivina qué: el "Made in China" o "Hecho en China", puede dejar de ser el patito feo de las marcas, y comenzar a ser percibido como algo con más clase.
Para satisfacer la voracidad de la nueva clase alta en China, las empresas de ese país han comenzado a desarrollarse como genuinos competidores de reconocidas marcas internacionales.
Su participación de mercado aún es muy pequeña para medirlas, pero algunos expertos señalan que este es el comienzo de una tendencia duradera.
El origen del cambio
Todavía es más probable que sigan optando por un vestido Louis Vuitton o Gucci, antes que uno de la marca Uma Wang o Masha Ma, pero estas marcas locales están aprovechando una situación creada por un triple cambio simultáneo.
Primero, se produjo un cambio en el gusto de los chinos millonarios, quienes han pasado de los excesos con joyas de oro y diamantes, a prendas más clásicas.