MIAMI - David Ortiz disfrutó como propia la reciente inclusión de su compatriota Pedro Martinezen el Salón de la Fama de Cooperstown.
El Big Papi coincidió apenas dos años con Pedro en los Medias Rojas de Boston, pero fueron dos piezas claves en la histórica temporada del 2004, cuando el equipo rompió la Maldición del Bambino y ganó finalmente la Serie Mundial después de 86 años de frustraciones.
Pero entre estos dos íconos de la República Dominicana hay más que ese efímero compañerismo de dos campañas. Hay hermandad.
"Imagínate, ver a Pedro entrando en el Salón de la Fama yo lo sentí como un triunfo mío también, pues él es como un hermano para mí", dijo Ortiz durante su paso por la Capital del Sol para una serie de dos partidos entre los Medias Rojas y los Marlins de Miami.