Puede que en el hemisferio norte sea invierno, pero cada vez son más los adolescentes de esa parte del mundo que quieren estar bronceados. En los Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha propuesto prohibir la entrada a soláriums –también conocidos como camas solares o salas de bronceado– a las personas menores de 18 años.
Si bien es cierto que cada vez se conocen mejor los peligros asociados al uso de este tipo de aparatos, una encuesta de 2013 sobre los comportamientos de riesgo entre la juventud estadounidense reveló que la friolera de 1,6 millones de adolescentes se bronceaba en estos establecimientos cada año.
Las personas mayores de 18 años tampoco salen indemnes: tendrán que firmar un documento en el que confirmen ser conscientes de los riesgos que implica. Finalmente, la FDA se va a encargar de que los fabricantes y los centros de bronceado acepten su parte de culpa: tendrán que mejorar sus aparatos integrando un botón de parada de emergencia, ofrecer gafas protectoras y sustituir las bombillas conforme a unas instrucciones precisas. También se les prohibirá cualquier tipo de modificación en el aparato sin la correspondiente aprobación de la FDA.
“A día de hoy intentamos proteger a la gente joven frente a causas del cáncer de piel y otras afecciones que son conocidas y se pueden evitar”, declaró en una rueda de prensa el doctor Stephen Ostroff, comisionado de la FDA. “Las personas menores de 18 años corren mayores riesgos de sufrir las consecuencias negativas para la salud del bronceado artificial”. Esta regulación afectaría a unos 19.000 centros de bronceado en los Estados Unidos y a unos 20.000 establecimientos, como los spas, que también ofrecen sesiones de bronceado. En 2009 la Organización Mundial de la Salud clasificó los aparatos de bronceado artificial como carcinógenos de tipo I debido a las pruebas que vinculan esta técnica con un riesgo elevado de sufrir cáncer de piel.
Según la Academia Estadounidense de Dermatología, la exposición a la radiación ultravioleta puede aumentar las probabilidades de desarrollar melanoma, la forma más grave de cáncer de piel. Esta enfermedad mata cada año a 9.000 personas solo en Estados Unidos, con una tasa de mortandad del 59%. Datos del Centro de Prevención y Control de las Enfermedades revelaron que más de 3.000 visitas a urgencias se deben a lesiones producidas por un bronceado artificial. La FDA también señala que una exposición prolongada –muchos centros ofrecen paquetes mensuales o cupones– puede incrementar el riesgo de sufrir problemas de piel u ojos muchos años más tarde. El bronceado también puede provocar un envejecimiento prematuro de la piel: arrugas, manchas negras o una piel seca y áspera. “Los signos en la piel pueden aparecer muchos años después de haber sufrido una quemadura o haberse bronceado”, advierte la FDA.