Fue un momento de alegría para esa británica de 22 años, residente en Colchester, en Inglaterra. Corría el mes de noviembre del año pasado y la ilusión se instalaba en el cuerpo y el alma de esta entusiasta maquilladora profesional para la marca Lancôme.
Su cuerpo estaba produciendo una cantidad de hormonas, muy por encima de lo normal; un fenómeno que responde a síntomas del embarazo en sus primeras etapas.
Sin embargo, unos días más tarde Wright tuvo que hacerle frente a una horrible noticia. Tras un nuevo examen, otros doctores detectaron que padecía una extraña forma de cáncer.
Era un adenocarcinoma, un tumor de unos 12 centímetros de diámetro que atacaba el hígado y otros órganos vitales. Para espanto de todos a su alrededor, su enfermedad se encontraba ya en una fase muy superior y terminal de su evolución.