El Espacio de Comunicación Insular (Espacinsular) presentó los resultados de la investigación titulada El Periodismo Ciudadano y la Sentencia 168-13 en República Dominicana, en la que reflexiona sobre esa práctica comunicacional, recoge valoraciones de personas usuarias de redes sociales, profesores de universidades y periodistas profesionales, y analiza mensajes de personas que utilizaron Facebook, Twitter y blogs para cuestionar la Sentencia 168-13.
La investigación la realizó en el marco del proyecto Promoción de los Derechos Humanos a través del Periodismo Ciudadano, que ejecutó con apoyo de la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana (WACC, por su sigla en inglés) y de la Iglesia Waldensian en Italia -Otto Per Mille (OPM).
La muestra, que abarcó mensajes que fueron compartidos en el período del 23 de septiembre de 2013, fecha del fallo dictado por el Tribunal Constitucional, al 23 de septiembre de 2014, al cumplirse un año de la Sentencia, quedó estructurada por 383 mensajes seleccionados de 7 páginas de Facebook, 4 de Twitter y 3 blogs, en los que 11 usuarias y usuarios compartieron comentarios propios, enlaces a publicaciones de prensa y artículos de opinión, peticiones de firma condenando la Sentencia TC 168-13, así como convocatorias y reseñas de actividades de solidaridad con la población afectada.
La investigación indica que en la muestra se evidenció un empoderamiento del derecho a comunicar y a informar utilizando las redes sociales y las bitácoras, un nivel de compromiso y de involucramiento en el proceso de lucha en contra de la Sentencia, así como un protagonismo y responsabilidad por parte de personas que resultaron desnacionalizadas de defender su propia causa.
La publicación resalta que las usuarias y usuarios de redes sociales y bitácoras que formaron parte de la muestra descubrieron mediante el uso de sendas plataformas oportunidades para vencer obstáculos que les impidieron acceder a los medios de comunicación convencionales a fin de incidir en las agendas y generar opinión pública.
“Si se toma en cuenta que quienes favorecieron la Sentencia 168-13 coparon los periódicos, la televisión y la radio, la labor desempeñada fue determinante para que se escucharan otras voces a través de esos medios alternos, que les permitieron no sólo decidir qué compartir dentro del amplio abanico de contenidos disponibles sobre temas en debate provenientes de fuentes diversas, como publicaciones en diarios, sino generar enfoques propios, denunciar violaciones y opinar abiertamente sin que esa opinión fuera censurada porque afectase intereses políticos y económicos”, se plantea.
En cuanto a sus concepciones sobre el periodismo ciudadano, resaltaron principios como la horizontalidad, la autonomía, el compromiso, la participación, la integración y un enfoque de derechos humanos. Al asumir el periodismo ciudadano como una actividad de mucho peso y responsabilidad, se constituyó en un acto de conciencia responder a la pregunta sobre si se consideraban periodistas ciudadanos y ciudadanas. Y claro que se consideraron tales.
El periodismo ciudadano no tuvo reconocimiento pleno entre docentes universitarios y periodistas profesionales. Se plantea en la investigación que una mayoría de las personas consultadas en estas categorías, diez en total, dejaron establecido que el periodismo debe ser ejercido por periodistas profesionales y que la ciudadanía es solo fuente de noticias.
“Hablar de periodismo requiere especialización, que el contenido esté carente de subjetividad y estar al servicio de la gente”, fue una de las respuestas externadas. En ese contexto, se considera esencial que la labor periodística esté regida por un profesional del área “a través del cual se exprese la ciudadanía”.
En las conclusiones de la investigación se resalta que ese ejercicio de periodismo ciudadano acompañó un proceso reivindicativo que llamó a la integración de todas las personas afectadas por la Sentencia, a fin de que fueran protagonistas de primer orden, y convocó a la participación y a la solidaridad, construyendo vínculos que dieron como resultado una comunidad amplia, diversa y sin fronteras inspirada en la defensa de un derecho humano fundamental.
Finalmente se planteó que “mediante la creación de espacios de diálogo y debate a través de las redes sociales y blogs, esas usuarias y usuarios hicieron un ejercicio de democratización de la comunicación, y a su vez aportaron al fortalecimiento de la democracia política, lo que confirma el periodismo ciudadano como un espacio de contestación que permite a la ciudadanía articular sus propias opiniones, al margen de los medios de comunicación tradicionales”.