Estados Unidos.-Frederick Callison llevaba dos años sentado a las puertas de una frutería en la ciudad de Sacramento (Estados Unidos). A simple vista, podía parecer un mendigo más, pidiendo dinero. Pero él jamás ha sacado la mano ni ha puesto un recipiente para recibir monedas. Su estrategia ha sido diametralmente opuesta: a todos los que se acercaban a preguntarle por su situación, les daba su currículum vitae.
Uno de los que recibió el papel fue Michael Marteen. A este hombre, comprador habitual del establecimiento en el Frederick pasaba los días, le llamó la atención su decisión. Acostumbrado a ver a otros sintecho pidiendo comida o dinero, le pareció muy interesante que hubiera alguien sin nada, pero que solo pidiera un empleo, a pesar de sus duras circunstancias.
Cuando Marteen vio a Callison, éste dormía en un saco, rodeado de papeles con su CV y un cartel en el que se podía leer “Necesito comida y trabajo”. Al preguntarle por su estado y sus necesidades, el mendigo le enseñó su documento de identidad y su tarjeta de la seguridad social, para que Marteen viera que iba totalmente en serio.
“Cuando le pedí que me enseñara el currículum, me empezó a hablar de su experiencia laboral, como si ya estuviera en una entrevista de trabajo”, explica a today.com, Marteen, de 25 años de edad. “Yo mismo he estado en situaciones en las que no he tenido nada y me he obligado a trabajar, y como él tiene que hacer lo mismo, lo respeté enseguida”.
Así este joven se enteró de que el mendigo era un cocinero de 52 años que había llegado a la ciudad hace dos. Su idea era la de trabajar en el Ejercito de Salvación, una organización que cuida de los más necesitados, pero no tuvo suerte y desde entonces vive en la calle.
Marteen, que hace años trabajó en una empresa de catering, pensó que podía ayudarle mandando su CV a sus antiguos jefes. Además, le compró algo de comida, le hizo un par de fotos y subió el currículum a Facebook, por si algún amigo sabía cómo ayudarle.