¿Qué hicieron los atletas con los 450.000 preservativos que se repartieron gratuitamente en la Villa Olímpica? Primero, parece que los usaron. Y después, los tiraron al inodoro, poniendo en riesgo las cañerías del predio.
Sí, aparentemente la saltadora de trampolín Ingrid de Oliveira y el remero Pedro Gonçalves no fueron los únicos que se divirtieron durante los Juegos Olímpicos (además de Bolt, claro). Maratones de sexo, saltos ornamentales, récords mundiales, uso masivo de Tinder, en la Villa hubo de todo.
Los 450 mil preservativos se repartieron entre 10.500 atletas lo que da un promedio de 43 preservativos por atleta. En dos semanas, casi tres por día. Un número.
Para el Comité Organizador, el dato habla del éxito de las medidas de protección e higiene que promovieron, sobre todo teniendo en cuenta cómo sobrevolaba en los días previos al certamen el temor a contagiarse el virus del Zika.
No es la primera vez que ocurre algo así. En los Juegos Panamericanos de 2007, los condones atascaron el sistema de desagüe del edificio en el que estuvo alojada la delegación de Argentina.
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