100.000 personas han contemplado desde la plaza de San Pedro del Vaticano como el Papa Francisco proclamaba santa a Teresa de Calcuta, más conocida como la Madre Teresa, pero la decisión ha estado llena de polémica. Nadie discute la labor de la monjaen auxilio de los pobres de la India.
En ese país fundó en 1950 la congregación Misioneras de la Caridad y atendió durante décadas a personas huérfanas, enfermas o moribundas, así como expandió la fe católica por el país. Sin embargo, hay puntos oscuros que ponen en cuestión su papel. Para sus críticos, su santidad nunca debería haberse producido.
Para llevarla a cabo, la Iglesia católica sigue pidiendo que al menos haya dos milagrosacreditados tras la muerte. En el caso de esta mujer hay supuestamente dos casos de curación a dos enfermos terminales, que sanaron tras invocar a Teresa de Calcuta, algo muy discutible y científicamente difícil de explicar.
Pero más allá de sus logros post mortem, lo que se le afea a la santa es lo que hizo en vida. Una de las personas que más ha cuestionado su papel es Aroup Chatterjee, que escribió un libro (‘Madre Teresa, el veredicto final’) y colaboró en un documental (Ángel del Infierno’) en el que cuestiona varios aspectos de su labor. Principalmente su apoyo a varios dictadores en el mundo como el de Haití, Jean-Claude Duvalier, o el de Albania, Enver Hoxha.
También las cuantiosas donaciones que recibió a lo largo de su vida, algunas de ellas bastante cuestionables como las del defraudador Charles Keating, al que la monja defendió en todo momento pidiendo su absolución. Y es que la santa nunca llegó a devolver ese dinero.
Otra de las críticas de Chatterjee es que Teresa de Calcuta defendía un fundamentalismo religioso que la impulsaba a defender el culto al sufrimiento. De hecho, hay una frase suya que no deja lugar a dudas sobre su postura:
“Hay algo hermoso en ver a los pobres aceptar su suerte, sufren como la Pasión de Cristo. El mundo gana mucho con su sufrimiento”, manifestó. Mientras tanto ella recibía el mejor tratamiento médico en los mejores hospitales del mundo.
Un estudio de dos investigadores canadienses, publicado en 2013, mostraba que la imagen de Teresa de Calcuta era una potente campaña de la Iglesia y medios afines. Aseguraban que varios médicos que visitaron sus misiones quedaron horrorizados con ‘las casas de la muerte’.
Los pacientes “estaban postrados en la cama, agonizando y sin recibir la atención médica necesaria”. Había falta de higiene, malas condiciones de atención y alimentación y ausencia de analgésicos.
Finalmente también se ponen en duda sus posturas sobre ciertos temas sociales. Concretamente su posición antiabortista o su rechazo frontal al uso de los anticonceptivos, aunque estas críticas tienen menos fundamento, ya que casi dos décadas después de su muerte, la Iglesia católica sigue manteniendo sus reservas. En definitiva, Teresa de Calcuta ya es santa, aunque sea de dos caras: la que se conoce y la que se obvia.