Danza clásica que anota una inexorable diferencia
estética y de producción indudables en la danza para 2017.
José Rafael Sosa
La Bayadora, es un ballet clásico consagrador para
cualquier compañía de ballet que se respete.
Es un creativo montaje que tiene música de Ludwig Minkus, basado en dos dramas del poeta indio Kālidāsa y libreto Serguéi Judekov y MariusPetipa,
(quien además creó la coreografía) y se
estrenó en el Teatro BolshóiKámenny de San Petersburgo el 23 de enero de 1877, estableciendo sin lugar a dudas mundialmente primero a Lev Ivánov, haciendo a
Soros y luego a Anna Pávlova en 1902,haciendo a Nikiya
y Rudolf Nuréyev en 1958.
La Bayadera es un ballet clásico que los directores
de ballet del mundo respetan por sus exigencias estéticas y de producción.Se trata deun ballet fundamental del repertorio de las compañías
de danza clásica y de especial utilidad para enseñar las
actuaciones de masas de danzantes.
Son muchos los factores que hacen pensar a más de un director, antes de
decidirse por interpretar La Bayadera: la cantidad de danzantes y la tierna, intensa
e incesante coreografía, concebida originalmente por el bailarín y director francésMariusPetipa , considerado por la crítica como el Padre del Ballet Clásico, sobre
todo cuando se involucró, dejando a la Gran Francia, con el arte ruso de la
poesía en movimiento corporal. Alina Abréu es una de las directoras que no lo
dudó mucho y que tras acercarse a la pieza como proyecto, se convenció de que
había que hacer su montaje para la historia del buen ballet dominicano,
La Bayadera logró, en el Teatro Nacional, el fin de
semana, establecer un hito en la danza de primer nivel que se hace en la
República Dominicana.
El montaje transmite la magia de la época que
retrata, el tiempo y la atmósfera de la India Imperial, marco – reproducido con
altísima consistencia estética de vestuario y danzario, a una historia de amor
en dos actos, que logran, al final de montaje, esa sensación del valor
universal que puede llegar a tener el arte del cuerpo en movimiento.
Meses de trabajo, junto a una considerable cantidad
de recursos de producción, debe haber costado este cuidado espectáculo, que
embriaga buenamente vista y consciencia.
Los fuertes renglones del éxito de este trabajo son:
sobre todo la coreografía (Marius y LuciénPetipa, en versión de Alina Abreu),el
poder de la historia, la perfección vestuario, peinados y accesorios (MagalysRodríguez)
y la iluminación (diseño de luces de Bienvenido
Miranda y Efyciencia); la limpieza y poder del sonido (Chips Limited) además de
los efectos especiales.
La sobria y profesional escenografía de que evita
facilismos, enrumbándose por la ruta difícil y cuesta arriba de transmitir la
realidad de aquellas masas escenográficas para convencernos de que estamos
realmente ante el ambiente de palacios y columnas, de fuentes y lenguas de
fuego. Lo mejor de Fidel López en este año.
El aplauso al final del segundo acto, fue más que
agradecimiento por el desborde de calidad danzaria, una forma de ver que el
país cuenta con una comunidad entregada seriamente a un arte difícil, exigente,
expresivo y trascendente.
Fue La Bayadera una compensación necesitada, ante
tan malas noticias que nos abruman en estos días.