Jesús Castro Marte |
Ante la afirmación del Presidente de la Cámara de Diputados
de que se dedicará a buscar consenso sobre la ley que favorezca el aborto en
cualquiera de sus causales me veo a precisar lo siguiente:
La palabra consenso proviene del latín consensus (con:
junto-todos; sensus: sentido) e indica un acuerdo logrado por la totalidad de los integrantes que conforman la discusión
de un tema en particular. Sus sinónimos son consentimiento,
asentimiento, aprobación, unanimidad, conformidad.
De ahí que al hablar del aborto nosotros los que
defendemos las dos vidas, de la madre y del hijo, no podremos nunca a llegar a
un consenso, en dominicano, a un “bajadero” para dejar contentos a unos y a
otros.
La razón fundamental de esta posición es que el
mismo conocimiento científico actual nos permite afirmar que la vida humana
comienza en el instante de la fertilización del óvulo por el espermatozoide y
que al formarse el huevo o cigoto, que es la primera célula, ya está presente
la información genética, distinta de la del padre y de la madre y fruto de
ambos.
·
Por tanto, aceptar el aborto es aceptar que se
pueda matar la vida de esa criatura que si se la deja crecer logrará
desarrollar lo que ya fue iniciado. Abortar es un asesinato, peor aún, un
acribillamiento de un ser humano, que es descuartizado por partes con unas
tenazas en el vientre de su madre.
·
Es
aceptar que se condene a un inocente por culpa de un criminal violador que ha
dejado destrozada a una mujer. El ADN de ese niño está formado por las dos
partes y al matar a la criatura se mata también lo que hay de su madre en ella.
Se trata de condenar a muerte sin juicio y sin apelación a una persona humana.
·
Aún más, aunque quisiéramos como Iglesia que
seguimos y servimos al Señor de la Vida, no podemos consensuar la muerte de
todos los niños que son diagnosticados con discapacidades es descartar a los
seres humanos imperfectos y disponer de ellos como cosa o producto. La misma
ciencia ha creado mecanismos para intervenir aún en el vientre de la madre a
favor de su vida en casos de criaturas que tienen dificultades.
·
Nuestro único consenso es salvar las dos vidas:
la de la madre y del niño, buscando con todas las posibilidades médicas que
triunfe la vida sobre la muerte.
·
Finalmente, nuestro único consenso es respetar
la Constitución de la República Dominicana que proclama la vida del ser humano
desde su concepción hasta su muerte natural.
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