Por: Jimmy Rosario Bernard
Las prioridades de la educación superior están cambiando, reflejando la variación económica, política, social y cultural en la sociedad.
Las instituciones preparadas para el futuro, aprovechan la tecnología y los datos para transformar los procesos y modernizar los sistemas, lo que el mundo tecnológico llama “transformación digital”.
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Y es que, en la mayoría de países, el número de colegios y universidades ha aumentado dramáticamente en los últimos 20 años, mientras que el número de estudiantes universitarios tradicionales está disminuyendo. Con la creciente competencia por estudiantes, profesores y fondos, las instituciones de educación superior necesitan optimizar las operaciones y mejorar la experiencia de los alumnos.
En ese sentido, están sometidas a una presión cada vez mayor para reducir costos, justificar los precios de matrícula y mejorar los resultados para los estudiantes. Desde el ahorro de tiempo del personal hasta la reducción de los metros cuadrados utilizados para almacenar archivos, la transformación digital es una forma de controlar los costos administrativos en espiral.
Los responsables de tomar decisiones en algunos organismos de educación, están adquiriendo cada vez más soluciones SaaS (Software as a Service), listas para usar por su cuenta, sin pasar por el departamento de TI. En lugar de soportar implementaciones largas e intensivas en recursos, estas academias pueden estar en funcionamiento en pocas semanas, lo que mejora el tiempo de retorno de la inversión. Las soluciones SaaS se pagan por sí mismas rápidamente en el tiempo ahorrado, y el trabajo adicional que puede asumir como resultado.
Pero, asimismo, como las academias están llamadas adatarse a los nuevos tiempos, de igual manera y talvez un poco más acelerado, lo están haciendo sus alumnos. En países como Estados Unidos y Europa, cuatro de cada diez estudiantes universitarios reportan haber usado dos o más dispositivos móviles durante un día escolar promedio. Los estudiantes que crecieron con teléfonos inteligentes en sus manos a menudo se sorprenden de la tecnología anticuada que aún utilizan sus universidades.
Ya no es una opción, hacer que los sitios web sean aptos para dispositivos móviles y se puedan buscar fácilmente para que los estudiantes puedan acceder rápidamente a la información en cualquier dispositivo, en cualquier momento. Al aprovechar la tecnología y los datos, puede atraer y retener mejor a los alumnos e integrar diferentes sistemas para brindar una experiencia de usuario más moderna y sin problemas.
Pero de igual manera, podemos decir que la transformación digital no se trata solo de equipos tecnológicos o software, se trata de lo que las instituciones valoran y lo que impulsa las decisiones. Se trata del uso de prácticas, procesos y tecnologías de la era de Internet, para responder con agilidad y flexibilidad a las expectativas elevadas de los estudiantes, profesores y personal administrativo.
Un estudio realizado recientemente por Microsoft, revela que las universidades que han adoptado los cambios tecnológicos fueron testigos de un avance del 14 al 19 por ciento en las áreas de participación estudiantil, aprovechando los productos y servicios educativos nuevos y actuales, una mayor tasa de innovación docente y márgenes de ganancias.
Otro estudio, muestra que el 80% de los futuros estudiantes juzgan una institución por su sitio web. Cuando los posibles alumnos se encuentran en el portal de una universidad, el 70% de la información que buscan se encuentra en el catálogo académico. Aprovechar la tecnología y los datos de este espacio, puede resultar en una rápida transformación digital.
Las universidades, deberán crear una visión holística e integrar varias herramientas y datos en un sistema único e inteligente, para adaptarse a la transformación de la educación. Para lograr este objetivo, los ejecutivos tendrán que permitir el aprendizaje de por vida entre todos los estudiantes, establecer experiencias conectadas tanto dentro como fuera del campus, brindar la oportunidad de grandes capacidades de investigación y crear instituciones efectivas que puedan satisfacer las necesidades dinámicas del mercado.
Para que cualquier institución prospere en la era de la transformación digital, se requiere una huella digital. Los datos son fundamentales para desentrañar el potencial digital de las universidades, en particular con el volumen actual de datos disponibles. También es importante que los ejecutivos académicos exploren nuevos KPI (Key Performance Indicator, indicador clave de desempeño o gestión) para evaluar el uso de datos y cómo se puede utilizar dicha información para mejorar la prestación actual de servicios educativos e impulsar en sus respectivas universidades, una verdadera transformación digital.
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