En lo que llevamos de año, 36 integrantes del pueblo indígena nasa han sido asesinados en Colombia. Cuatro pertenecían a la Guardía Indígena y seis de ellos eran activistas medioambientales y de derechos humanos. Su lucha choca de frente con grupos armados, algunos de ellos vinculados a la exguerrilla FARC y también contra las multinacionales, muy interesadas en las tierras de la Amazonía. En lo que llevamos de año, también se han registrado 53 amenazas de muerte y 8 atentados.
Los nasas habitan en el departamento del Cauca en la zona andina del suroccidente de Colombia, uno de los lugares más conflictivos del país por la presencia de grupos guerrilleros dedicados al narcotráfico. El departamento es estratégico en el contrabando de cocaína a través del Pacífico.
La Organización Nacional Indígena de Colombia se muestra muy preocupada y ha dado la voz de alarma ante lo que considera un exterminio. El último ataque tuvo lugar el 10 de agosto, cuando un vehículo que acompañaba a los participantes de la Feria del Café fue tiroteado. En él murieron murieron dos miembros de la Guardia y 7 personas fueron heridas. Pocos días antes, era asesinado un médico local y un coordinador de seguridad, ambos también indígenas. Sus asesinatos han puesto en alerta a la Oficina de Derechos Humanos la ONU en Colombia que urge a que el Gobierno de Ivan Duque vele por la seguridad de una comunidad (los nasas), que resisten ante la presión territorial de las multinacionales. Estas acaban privatizando territorios de gran riqueza natural sin tener en cuenta a las comunidades que los habitan.
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