WASHINGTON. AP.- El gobierno del presidente Donald Trump se aprestaba a anunciar el jueves nuevas restricciones de visa para coartar el “turismo de maternidad”, en el que mujeres viajan a Estados Unidos a dar a luz a fin de que sus bebés tengan la codiciada ciudadanía estadounidense.
Cuando las autoridades consulares consideren que una solicitante de visa viajará a Estados Unidos con el objetivo de que nazca su bebé se le dará un trato similar al de cualquier persona extranjera que llegue a atenderse médicamente, según una directriz transmitida el miércoles por el Departamento de Estado y conocida por The Associated Press. Las solicitantes tendrán que mostrar que vienen para recibir tratamiento médico y que tienen dinero para pagarlo.
El Departamento de Estado preveía divulgar en las próximas horas las nuevas disposiciones, dijeron a la AP dos funcionarios enterados del asunto que solicitaron guardar el anonimato.
Las disposiciones entran en vigencia el viernes. La llegada de mujeres a Estados Unidos para dar a luz es una práctica legal en esencia, aunque existen casos de arresto de operadores de agencias de turismo de parto acusados de fraude con visas o evasión fiscal.
Las mujeres suelen expresar honestamente sus intenciones cuando solicitan la visa e incluso muestran contratos firmados con médicos y hospitales.
El gobierno de Trump ha restringido la inmigración en todas sus formas, pero hay una que irrita sobremanera al presidente: según la Constitución, toda persona que nace en Estados Unidos es ciudadana.
Trump ha despotricado contra esa práctica y amenazado con ponerle fin, pero los estudiosos del tema y funcionarios del gobierno dicen que no es fácil.
Regular las visas de turista para mujeres embarazadas es una forma de encarar el problema, pero suscita los interrogantes sobre cómo determina el funcionario si la mujer está embarazada o si un agente fronterizo puede negar el ingreso a una mujer si sospecha con sólo mirarla que está esperando un bebé.
Por el momento los funcionarios consulares no tienen que preguntar durante una entrevista para visa si una mujer está embarazada o si pretende embarazarse, pero deberán determinar si la solicitante viajará a Estados Unidos principalmente para dar a luz.
El llamado turismo de maternidad es un negocio rentable en Estados Unidos y el exterior. Empresas estadounidenses hacen publicidad y cobran hasta 80.000 dólares por servicios que incluyen hotel y atención médica. Muchas mujeres rusas y chinas viajan a Estados Unidos para dar a luz.
El país combate esa práctica desde antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca. No hay cifras de cuántas extranjeras viajan a Estados Unidos para tener a su bebé.
El Centro de Estudios de Inmigración, que aboga por leyes de inmigración más estrictas, calcula que en 2012 unas 36.000 extranjeras dieron a luz en el país y a continuación salieron de él.
Las nuevas disposiciones pretenden “encarar los riesgos para la seguridad nacional y la policía asociados con el turismo de maternidad, incluida la actividad delictiva asociada con la industria del turismo de maternidad“, dijo un vocero del Departamento de Estado.
Cuando las autoridades consulares consideren que una solicitante de visa viajará a Estados Unidos con el objetivo de que nazca su bebé se le dará un trato similar al de cualquier persona extranjera que llegue a atenderse médicamente, según una directriz transmitida el miércoles por el Departamento de Estado y conocida por The Associated Press. Las solicitantes tendrán que mostrar que vienen para recibir tratamiento médico y que tienen dinero para pagarlo.
El Departamento de Estado preveía divulgar en las próximas horas las nuevas disposiciones, dijeron a la AP dos funcionarios enterados del asunto que solicitaron guardar el anonimato.
Las disposiciones entran en vigencia el viernes. La llegada de mujeres a Estados Unidos para dar a luz es una práctica legal en esencia, aunque existen casos de arresto de operadores de agencias de turismo de parto acusados de fraude con visas o evasión fiscal.
Las mujeres suelen expresar honestamente sus intenciones cuando solicitan la visa e incluso muestran contratos firmados con médicos y hospitales.
El gobierno de Trump ha restringido la inmigración en todas sus formas, pero hay una que irrita sobremanera al presidente: según la Constitución, toda persona que nace en Estados Unidos es ciudadana.
Trump ha despotricado contra esa práctica y amenazado con ponerle fin, pero los estudiosos del tema y funcionarios del gobierno dicen que no es fácil.
Regular las visas de turista para mujeres embarazadas es una forma de encarar el problema, pero suscita los interrogantes sobre cómo determina el funcionario si la mujer está embarazada o si un agente fronterizo puede negar el ingreso a una mujer si sospecha con sólo mirarla que está esperando un bebé.
Por el momento los funcionarios consulares no tienen que preguntar durante una entrevista para visa si una mujer está embarazada o si pretende embarazarse, pero deberán determinar si la solicitante viajará a Estados Unidos principalmente para dar a luz.
El llamado turismo de maternidad es un negocio rentable en Estados Unidos y el exterior. Empresas estadounidenses hacen publicidad y cobran hasta 80.000 dólares por servicios que incluyen hotel y atención médica. Muchas mujeres rusas y chinas viajan a Estados Unidos para dar a luz.
El país combate esa práctica desde antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca. No hay cifras de cuántas extranjeras viajan a Estados Unidos para tener a su bebé.
El Centro de Estudios de Inmigración, que aboga por leyes de inmigración más estrictas, calcula que en 2012 unas 36.000 extranjeras dieron a luz en el país y a continuación salieron de él.
Las nuevas disposiciones pretenden “encarar los riesgos para la seguridad nacional y la policía asociados con el turismo de maternidad, incluida la actividad delictiva asociada con la industria del turismo de maternidad“, dijo un vocero del Departamento de Estado.
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