EN MEDIO DE LA PANDEMIA
Santo Domingo, RD.- Eran las 10:35 de la mañana y Miguel Ángel Reynoso tomaba su último rodado para irse a hacer sus últimas esprintadas para culminar su jornada de prácticas de béisbol.
En teoría, fue un día normal para el joven de 14 años. Se levantó a las 6:40 de la mañana para preparar asearse, preparar su desayuno, armar su mochila tomar su bate y partir desde su casa, ubicada en el sector el Capotillo.
Llegó al campo donde practica alrededor de las ocho de la mañana, se puso la vestimenta que usa, se estrechó y tomó su guante, una pelota y comenzó a soltar el brazo con uno de sus compañeros antes de empezar el entrenamiento a máxima capacidad.
“Lo mismo de todos los días”, exclamó Reynoso, pero aún así existían varios detalles que no eran lo común en una jornada de prácticas para él.
En indumentaria no hay nada diferente, sus clavos negros, medias rojas altas, una camiseta de los Rangers de Texas y una gorra azul. Era una mascarilla de color negro la que vislumbraba en su vestimenta.
“Es difícil, yo siento como que me quedo sin aire más rápido que lo normal pero hay que usarla, yo no quiero que a mí me dé eso (coronavirus) y prefiero tomarme 15 segundos más para tomar un rollin’ a que me dé eso por yo no tenerla”, expresó Miguel Ángel.
Otra cosa que ha tenido que cambiar durante el brote del coronavirus (Covid-19), que de acuerdo al boletín número 53 del Ministerio de Salud Pública lleva 10,634 infectados y 393 fallecidos, ha sido el lugar de entrenamiento.
En lugar de estar practicando en un terreno de béisbol, con tierra, bases, gradas y cercas, el joven de 14 años y sus compañeros entrenan desde hace dos meses en el terreno que ocupa el espacio en medio entre las dos de las rampas que comunican la avenida Máximo Gómez con la avenida Paseo de los Reyes Católicos, justo debajo del puente seco de Villa Mella, ya que la gran mayoría de los “plays” se encuentra clausurada por la pandemia.
Aunque muchas de las veces la pelota, rebota de manera extraña por las piedras y que por las condiciones se hace difícil tomar los rodados, Reynoso solo es feliz por poder seguir practicando.
“La cosa es no pararse, en esto uno no puede pararse hay que tratar de seguir hasta donde más se pueda”, dijo Reynoso.
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