POR ALBERTO QUEZADA
Resulta verdaderamente preocupante y aterrador el asesinato atroz y sañoso del ex presidente haitiano Jobenel Moise, así como también el grito desesperado de libertad expresado en las calles de la Habana por cientos de ciudadanos de la patria de José Martí.
Son señales que inquietan, indignan y sobrecogen, a todo aquel ciudadano que albergue un mínimo de sensibilidad humana, política y social; independiente mente, de su sesgo ideológico y cultural.
Ahora bien, nada de lo acontecido allí debe verse como coincidencia, espontaneidad y sorpresa, todo obedece a mi modo de ver, a una intencionalidad ancestral de actores de la geopolítica mundial que procuran agotar varios puntos pendientes de su matriz.
Dentro de esos puntos se pudieron citar, el seguir avanzando en su política regional expansionalista hacia esta parte del mundo occidental, la cual ha sido detenida por una serie de obstáculos ideológicos y de índole social.
De igual manera, esos poderes de la tierra podrían estar mirando en la actual coyuntura la oportunidad de oro para afianzar en esta parte de El Caribe la globalización como fenómeno en el plano económico, político, social y tecnológico. También, el convertir a Haití, Republica Dominicana y Cuba, en un gran mercado mundial.
Hay que mantener la mirada puesta hace esas dos naciones y al actual fenómeno, El Caribe ha sido un lugar de intervención permanente y ha sido mucho más relevante de lo que nosotros podemos creer.
Generalmente pensamos en El Caribe como un lugar de playas tropicales, como un paraíso, pero en realidad es un lugar históricamente muy relevante, y otra cosa que es muy importante es que ha sido el lugar de las dos revoluciones más importantes de la historia moderna en América.
No olvidar nunca que la revolución de Haití fue la primera y única revolución de esclavizados que triunfó en la historia de la humanidad, y la Revolución Cubana, fue junto con la Revolución Mexicana una de las más importantes del siglo XX en América Latina y las dos han sufrido procesos de intervencionismo.