By: Roberto Rodríguez Marchena
No podrá decirse que cambió para mejor, tampoco para volver a ser lo que era antes del Covid-19.
El impacto del 'desastre sanitario' en negocios y familias fue (ha sido) "muy desigual".
"Les fue bien o nada mal", a telefónicas, zonas francas, courriers, bancos, supermercados, grandes medios de comunicación, colmados, deliverys o dominicanos en EE.UU. con ayudas federales y estatales, entre otros. También, a los que conservaron su empleo o fueron contratados.
En cambio, a cancelados en instituciones públicas y empresas privadas, salones de belleza, talleres, hoteles, bares, restaurantes, microempresas de la comunicación, entre otros, *les fue mal o de pesadilla*. Recurrente durante meses.
La pasaron muy mal las madres que necesitaron una estancia infantil y no la tuvieron; madres que necesitaron otro televisor y conexión a Internet para las clases virtuales de sus hijos y no hubo dinero; familias que gastaron una fortuna con la hospitalización de un familiar o perdieron algún ser querido.
Esos dominicanas y dominicanas a los que les fue mal y están económicamente convalecientes, no se han recuperado todavía. Peor, han tenido una *recaída por la falta de políticas efectivas de remediación* del actual gobierno.
Se indicó «tratamiento ambulatorio de vacunación masiva de la población con apertura gradual», en la creencia de que sería más que suficiente para que los negocios y familias recuperaran su salud productiva y financiera.
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