Llegar a viejo sería un buen remate/ un final con beso/ si en lugar de arrinconarlos en la historia/ convertidos en fantasmas con memoria/ y después de darlo todo, en justa correspondencia/ todo estuviese pagado/ y el carnet de jubilado abriese todas las puertas… Joan M. Serrat.
Hay dos tipos de personas: las que les preocupa y se ocupan de su futuro y las que no. Las personas aprendemos que lo que hacemos está, en general, en el presente, ese mismo que se va corriendo a cada instante. Pero nunca estamos en el futuro. Podemos pensar en él, podemos hacer y tomar muchas medidas ahora, las que suponemos tendrá efectos en algún momento futuro.
Cada persona
reflexiona sobre lo anterior de forma particular. Es su libertad. Bienvenida y
que sea siempre. Pero, nosotros pensamos que en la vida y en la realidad todo
está relacionado y que cuando se toma una decisión sobre casi cualquier tema y
se centra la atención en ella y se deja de lado las interrelaciones que existen,
se puede estar muy cómodo hoy día, pero: ¿Y en el futuro?
Hay muchos ejemplos
en nuestros días, que muestran que decisiones tomadas ya tendrán repercusiones muy
drásticas el próximo año, en 3 años más y seguro en 10 o más años y no
anticiparlas es cuestión personal, social y también de los políticos. Y bien
que así sea, si no se quiere anticipar.
Por ejemplo, si una
persona se va a jubilar en 3 o 10 años más debiera tomar decisiones no sólo con
relación a los saldos acumulados en sus cuentas de previsión hoy. A esas mismas
personas les pueden ocurrir futuros muy diferentes, algunos positivos y otros
no tanto.
Las personas se
pueden jubilar con los ingresos que les provean ahorros previsionales según el
régimen de pensión que elijan, más los ingresos que le produzca la acumulación
de otros recursos que tenga disponibles, si los tuviesen. Las que se jubilan y
se pensionan son en general mayores de 60 años. Han trabajado durante mucho
tiempo y es justo que tengan una etapa en que puedan cumplir los sueños de sus
años jóvenes.
Lo curioso es que
los años de un pensionado son muy diferentes. Tendrá cada día ingresos más
acotados, gastará probablemente más en salud, en cuidadores, equipamientos de
soporte físico, en arreglos para la vivienda que se va deteriorando, en pagar
contribuciones, en seguridad. Los ingresos crecerán según el reajuste precios
cuando más, pero los gastos podrán seguir una curva más ascendente. Los
descendientes seguirán creciendo en edad y en número y de una forma u otra
querrán acceder a esos recursos y bienes lo harán de muchas maneras: para los
cumpleaños, matrimonios, nacimiento de nietos, bisnietos, enfermedades,
imprevistos. Total algunos descendientes podrían pensar: los viejos no
necesitan tantos recursos, les queda poco. Otros en contrario serán
tremendamente dadivosos con sus viejos.
Algunos descendientes
en silencio, aunque no lo quiera, estarán esperando la herencia si es que deja
algo, puesto que la pensión sólo seguirá para la o las cargas. La herencia en
cambio puede alcanzar para pagar una deuda, arreglar la casa, viajar,
comprar un auto, o una casa en la playa, equipos electrónicos o bicicletas para
los hijos y tantas otras cosas más. Por eso Ud. piense hoy día cómo será su
familia en los primeros cinco años de pensionado, luego en los próximos 10 y
así, hasta que a lo mejor llegue a los casi 95 años y cuando la pensión ya no
le alcance para mantenerse y tenga que recurrir a sus descendientes, que esperan
justamente lo contrario o atenerse a la caridad pública.
¿Cree Ud. que
ha sido acertado poner en tensión sus futuros ingresos, se siente que ha sido
juicioso, que no se arrepentirá cuando tenga 70, 80 años o más? Nuestro deseo que
tenga el mejor futuro posible como actual o futuro pensionado. Los jóvenes
recuerden que llevan un veterano en sus propias vidas y que anticipándose al
futuro: “Quizá
llegar a viejos les sería: más llevadero / más confortable / más duradero”