OPINION: PLD

 POR ALBERTO QUEZADA

 

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) a un año y medio de haber salido de la administración del gobierno  desarrolla una estrategia partidaria fundamentada  en la no distracción  y el estricto cumplimiento de su  agenda institucional.

Esto no está mal y hasta se pudiera  entender  como una  estratégica políticamente correcta,  considerando que todo partido político a su salida del poder y de la  conducción del Estado, su inclinación natural es hacia el deterioro institucional por el desconcierto de sus miembros y simpatizantes de manera masiva.

Hasta ahí todo bien. Pero que pasa, hay algo que esa organización política y su liderazgo fundamental, al parecer, han perdido  de vista y es la terrible percepción  construida por una amplia franja de la opinión pública en el sentido de que esa  referida estrategia implementada  no ha sido efectiva y que el deterioro en el PLD es cada vez más progresivo.

Afirman estos mismos sectores, que ese deterioro se manifiesta en las constantes renuncias de importantes dirigentes y legisladores  de esa entidad política alegando que ese partido es una logia, un club de amigo ricos, en donde el ex presidente Danilo Medina y su grupo son los amos y señores.

Pero indican, además, que en los días por venir en esa organización política, a consecuencia del clima de contradicciones que se vive,  se espera la salida  de importantes dirigentes  de su alta dirección política, dígase el Comité Central y Político.

Como vemos, la situación política a lo interno del Partido que fundara el profesor Juan Bosch no es muy diferente a la que vive el Partido Revolucionario Moderno, ambas organizaciones políticas transitan un difícil camino, que de no revertirlo en el corto plazo podrían pagar un alto costo político e institucional.

Pero lo más preocupante de todo esto, es el contundente impacto que este comportamiento pudiera infringir al  Sistema de Partido y a la democracia dominicana que tanta sangre, sudor y lágrimas le ha costado al pueblo dominicano.

Finalmente, por más apariencia de cohesión, trabajo, discurso y propaganda partidaria, el  PLD al igual que el PRM, requiere de manera urgente de un ejercicio de sinceridad que lo conduzca a un reencuentro con sus verdaderas raíces y principios. No hay de otra.   

El autor es periodista y magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo. quezada.alberto218@gmail.com

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