El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) a un año y medio de haber salido de la administración del gobierno desarrolla una estrategia partidaria fundamentada en la no distracción y el estricto cumplimiento de su agenda institucional.
Esto no está mal y hasta se pudiera entender como una estratégica políticamente correcta, considerando que todo partido político a su salida del poder y de la conducción del Estado, su inclinación natural es hacia el deterioro institucional por el desconcierto de sus miembros y simpatizantes de manera masiva.
Hasta ahí todo bien. Pero que pasa, hay algo que esa organización política y su liderazgo fundamental, al parecer, han perdido de vista y es la terrible percepción construida por una amplia franja de la opinión pública en el sentido de que esa referida estrategia implementada no ha sido efectiva y que el deterioro en el PLD es cada vez más progresivo.
Afirman estos mismos sectores, que ese deterioro se manifiesta en las constantes renuncias de importantes dirigentes y legisladores de esa entidad política alegando que ese partido es una logia, un club de amigo ricos, en donde el ex presidente Danilo Medina y su grupo son los amos y señores.
Pero indican, además, que en los días por venir en esa organización política, a consecuencia del clima de contradicciones que se vive, se espera la salida de importantes dirigentes de su alta dirección política, dígase el Comité Central y Político.
Como vemos, la situación política a lo interno del Partido que fundara el profesor Juan Bosch no es muy diferente a la que vive el Partido Revolucionario Moderno, ambas organizaciones políticas transitan un difícil camino, que de no revertirlo en el corto plazo podrían pagar un alto costo político e institucional.
Pero lo más preocupante de todo esto, es el contundente impacto que este comportamiento pudiera infringir al Sistema de Partido y a la democracia dominicana que tanta sangre, sudor y lágrimas le ha costado al pueblo dominicano.
Finalmente, por más apariencia de cohesión, trabajo, discurso y propaganda partidaria, el PLD al igual que el PRM, requiere de manera urgente de un ejercicio de sinceridad que lo conduzca a un reencuentro con sus verdaderas raíces y principios. No hay de otra.
El autor es periodista y magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo. quezada.alberto218@gmail.com