POR ALBERTO QUEZADA
El panorama político dominicano al día de hoy no define claramente una tendencia electoral favorable para ninguna de las tres fuerzas políticas fundamentales que se presume serían las que finalmente competirían de cara al próximo proceso electoral del 2024.
Pienso es un error de los partidos Revolucionario Moderno, de la Liberación Dominicana y Fuerza del Pueblo, estar afirmando, por más interés de posicionamiento que tengan, que su colectivo político si las elecciones se celebraran hoy resultarían triunfadores.
Y que no me vengan con la retórica y el discursito de que esa es la política, que hay que vender esperanzas a los electores, que hay que generar expectativas, y que esa tarea hay que iniciarla temprano para no perder espacios ni simpatías.
En honor a la verdad, hacer este tipo ejercicio resulta un poco fantasioso y nada objetivo, dado el hecho de que aún se está a dos años de la celebración de las elecciones y las fuerzas sociales y partidarias que se mueven en el escenario político nacional están muy dispersas.
El vender la idea de que la mayoría de las simpatías del electorado nacional están inclinadas de manera mayoritaria hacia uno u otro partido político es engañarse así mismo, dañar la manera de hacer la nueva política y sobre todo, jugar con la inteligencia de los demás.
Aquí y ahora, ni el Presidente Luis Abinader, ni el doctor Leonel Fernández, ni nadie en el PLD; pueden estar vendiendo a la opinión pública nacional falsos escenarios de victorias y triunfos inminentes.
Es una falta de respeto al pueblo dominicano intentar por medio de publicaciones de encuestas, sondeos, y mediciones amañadas e interesadas, la construcción de percepciones falsas y engañosas faltando más de 20 meses, insisto, para celebrar nuevas elecciones.
El escenario político criollo está muy complejo e impredecible, la actual coyuntura económica, social y geopolítica no es la mejor, por lo que aventurarse a tratar de fijar en el imaginario electoral dominicano sueños e ilusiones personales y de grupos, no es el mejor camino para procurar el fortalecimiento institucional y la tranquilidad de la sociedad dominicana.
El autor es periodista y magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo.quezada.alberto218@