Por Elvis Rosario
Partiendo de la expansión demográfica que ha tenido la ciudad de San Cristóbal en los últimos años, podemos decir que el principal problema de tiene la ciudad es el acelerado crecimiento desordenado, debido a que este crecimiento acelerado y sin planificación impacta de manera negativa a otros problemas fundamentales que ya tenemos, deformándolos a tal punto que las últimas gestiones municipales no le han podido dar respuesta satisfactoria, como los es la recogida de la basura, el saneamiento de los mercados, el cuidado de los espacios públicos, la contaminación sónica, la pérdida de identidad, la falta de protección al medio ambiente, la falta de participación ciudadana entre otros.
Para que puedan tener una idea más clara de lo que queremos explicar, el municipio de San Cristóbal para el censo de población y vivienda del año 2010 tenía una población de 216,875 habitantes, esta cifra, con el actual distrito municipal de Hatillo incluido. Si tomamos como referencia el crecimiento Intercensal 2002-2010 el cual fue de un 5.4 % anual, podríamos asegurar que, hoy, nuestra población ronda los 350,000 habitantes, lo que quiere decir que, en los últimos 12 años, hemos acumulado más de 130,000 nuevos habitantes, y aún continuamos en materia municipal, ofreciendo los servicios con las mismas infraestructuras.
Obviamente que esta situación de crecimiento causa arrabalización y deterioro en los servicios municipales.
Otro dato interesante es que cerca del 20% de la población que reside en nuestro municipio no nació aquí, sino que ha llegado desde otras ciudades, buscando única y exclusivamente más cercanía con la capital, lo que nos obliga a trabajar en el fortalecimiento de la ciudadanía local y hacerlos parte integral de la ciudad.
Otro dato no menos interesante es que en el 2020 en el municipio de San Cristóbal se registraron unas 753 defunciones, estas cifras son un reto para la municipalidad, debido a que aún no queda claro cuándo entrará en operación el nuevo cementerio municipal. De igual manera la ciudad ha experimentado un enorme crecimiento habitacional, sobrecargando muy puntualmente la zona de Madre Vieja Sur, en la cual se siguen construyendo miles de viviendas y proyectos habitacionales, pero las vías de acceso siguen siendo las mismas, más tarde que nunca nos veremos envuelto en el caos vial Hemos perdido el control de la ciudad, y debemos aunar esfuerzos para retomarlo. Y para lograr esa tarea, el empresariado, las instituciones públicas y toda la sociedad civil, deben unificar una agenda con miras a construir una ciudad con un perfil distinto.
¿Cómo podemos construir una ciudad moderna? Para nosotros iniciar el proceso de desarrollar un urbanismo moderno debemos tomar en cuenta cuatro aspectos fundamentales: En primer lugar, el habitar o la función residencial; en segundo lugar, el trabajar; en tercer lugar, la función recreativa y de esparcimiento; y en cuarto lugar, la función circular que tiene como finalidad conectar las otras tres funciones entre sí. Ahora bien, como podemos armonizar todas estas áreas y a la vez construir un desarrollo urbano moderno. La ciudad moderna se caracteriza por una estricta separación entre función habitar y función trabajar. Los espacios residenciales deben estar separados de los espacios del empleo y las actividades económicas, eso sí deben estar conectados a través de la función circular.
El espacio público
Es importante que volvamos a definir cuál es el tipo de espacio público que queremos, en la actualidad eso parece no importarnos, sin embargo, la recreación y el esparcimiento es un eje esencial el en desarrollo integral del ser humano. Nuestra ciudad necesita crear los espacios necesarios para que tanto niños, adultos, envejecientes y personas especiales y/o con alguna discapacidad, puedan sentirse parte de la ciudad, y para esto debemos trazar una estrategia basada en tres aspectos esenciales: Primero identificar el área de impacto (qué), estrategias (cómo) y partes involucradas (quiénes).
Luego de ser identificadas las intervenciones que integran la propuesta y las múltiples dimensiones, como las presentadas que indudablemente a través de ellas se puede favorecer el grado de involucramiento de la comunidad, el acceso equitativo a recursos, la consolidación de una identidad local y la conciencia sobre el cambio del mejoramiento del espacio público.
La tarea es ardua, pero con el plan correcto y una integración social motivada y empoderada lo podemos lograr.
El autor fue regidor y excandidato alcalde de San Cristóbal