Señalan los constitucionalistas, que esas declaraciones difamatorias y mendaces de este representante de la ONU, riñen con la verdad, ya que no hay un país en globo terráqueo que haya sido más colaborador y solidario históricamente, con esa hermana nación, que nosotros, al extremo de que, si ellos hubieran extendido la guerra de independencia hacia el territorio nuestro, como quiso Jean Jack Dessalines, y nos hubieran vencido, tomado esta parte de la isla y arrasado con todas las infraestructuras económicas e institucionales, como lo hicieron con los franceses, esta isla entera tuviera llena de miseria y dolor como lo están ahora.
Los hombres y mujeres de
abril de 1965, consideraron que el gobierno dominicano, en el marco de sus prerrogativas de país
soberano, así como tomando en cuenta que más vales precaver que tener que
remediar, y atendiendo a los términos del Tratado de Paz, Amistad Perpetua y Arbitraje de 1929 suscrito con la
República de Haití, apele a demandar, por las vías diplomáticas
correspondientes, que la ONU, en lugar de incitar a la guerra entre las dos
naciones, proceda a poner en práctica el mandato del artículo 1 numeral 3 de la
carta de las Naciones Unidas, el cual plantea la realización de “la cooperación
internacional en la solución de problemas internacionales de carácter
económico, social , cultural o humanitario”.
El Lic. Andrés Fortunato
victoria, hablando a nombre de los constitucionalistas, terminó señalando, que
entre la ayuda inmediata que puede brindar la ONU, están, entre otras, que esta
debe solicitarle a las naciones más desarrolladas que lo conforman, que, en
coordinación con la oligarquía económica e intelectual haitiana y los
organismos del orden público, ayuden a obtener la paz interna de ese país, así
como levantar su infraestructura económica, prestándoles los recursos
necesarios, para reforestar sus tierras desérticas y lograr un registro civil
que los abarque a toda su población.