POR ALBERTO QUEZADA
Gobierno tras Gobierno escucho salir de labios
irresponsables expresiones que indican redimirnos
de manera definitiva de comportamientos y prácticas genuinamente nocivas, las
cuales históricamente han frenado el fortalecimiento institucional y la calidad
de la democracia dominicana.
Pero que va, a medida que avanza el tiempo parece que
algo misterioso se antepone y provoca que esas expresiones se reproduzcan y se
mantengan de manera reiterada de presidente a presidente, de Partido a Partido.
He escuchado hasta el cansancio a presidentes y
dirigentes de distintos partidos políticos en el gobierno y fuera de el, proclamar
a los cuatro vientos el insistente discurso de fusionar o eliminar algunas instituciones
que por su inoperancia y duplicidad de funciones constituyen una carga
presupuestal para el Estado dominicano. Pero nada pasa..
Por ejemplo, señores,
¿cómo es posible que una entelequia como la Comisión Nacional Espectáculos Públicos
y Radiofonía aún esté figurando en el organigrama estatal con presupuesto
asignado y todo?
¿En qué cabeza cabe la idea que una entidad de esa
naturaleza esté chupando el anémico presupuesto nacional, en medio de esta
terrible crisis, sin que los trabajos que se le encomiendan o están bajo su
estricta responsabilidad no sean diligentemente atendidos?
¿Es insólito que una institución encargada de fiscalizar, regular, censurar y penalizar los contenidos radiofónicos y
audiovisuales que se difunden en los medios de comunicación dominicanos, actué de
espalda a esta realidad?
Pero el colmo de los colmos, queridos lectores, ¿cómo el Estado
dominicano en pleno siglo XXI permite que esta nueva legión pseudos comunicadores,
sin ninguna preparación ni rigor profesional, estén haciendo y deshaciendo en
los medios digitales y tradicionales y esa institución permanezca indiferente?.
Resulta indignante que, en los medios, increíblemente la vulgaridad esté
convertida en norma, el irrespeto a las buenas costumbres en práctica habitual y
el régimen de consecuencia obviamente está de vacaciones.
Finalmente, si es imposible detener eso, señores del Gobierno, porque no
cierran de una vez y para siempre esa cosa y de esa manera no se malgasta nuestro dinero que bastante
difícil está para conseguirlo. Ya basta, no le den más larga a esa vergüenza, ya
que lo único que eso produce es darle más fuerza y presencia a esos nuevos
peones del veneno que están en las redes sociales y que el nuevo orden mundial nos quiere imponer.
El autor es periodista
magíster en derecho y relaciones internacionales. Reside en Santo Domingo.
Quezada.alberto218@gmail.com