Es sorprendente el parecido entre los gobiernos de Ulises
Heureaux (Lilís) y Rafael Leónidas Trujillo Molina en el manejo de temas como
el racial, en ambos se llegó a plantear la necesidad de “blanquear la
raza”. Para los dos presidentes o funcionarios de su entorno, llegó a ser
preocupación que los negros se estaban reproduciendo con rapidez y los blancos
de ascendencia europea se estaban quedando en minoría en República Dominicana.
Pero, ¿cómo era el aspecto físico de Trujillo y Lilís? Sobre las
características raciales de Trujillo y Lilís, vamos a reproducir textualmente
lo que escribió el historiador Emilio Cordero Michel en la revista Clío
2015-189-282-312: “Los dos tenían ascendencia haitiana. Lilís era hijo de
Dassas Heureaux y Trujillo nieto, por el lado materno, de la también haitiana
Ercina Chevalier. Lilís era de color negro, de lo que se vanagloriaba; Trujillo
era mulato de lo que se avergonzaba y, una vez en el poder, diariamente se
ponía cosméticos faciales para lucir más blanco y alegaba que por el lado
paterno descendía de la nobleza española”.
Las crónicas de su época recogen la preocupación de altos
funcionarios y allegados a Lilís, como Don Emiliano Tejera, quienes le plantean
a Heureaux que era necesario abrir las fronteras dominicanas a la inmigración
de blancos “auténticos de sangre pura”.
Cuentan que en una ocasión Don Emiliano motivaba ante Lilís un
proyecto para “blanquear la República”, y el Presidente respondió: “Sí, hay que
blanquear la raza, ya habemos aquí demasiados negros”. En esa misma
conversación el presidente Lilís explica que en Haití, en la Sala Capitular de
Cabo Haitiano, existe un retrato de un francés blanco llamado Doyen, el cual
era, según él, su abuelo. Tejera fue un escritor, político y pensador
dominicano. Fue un prominente experto en política internacional.
Hay una obra editada por la Librería La Trinitaria, que recoge
los trabajos sobre Lilís que realizaron Vigil Díaz y Horacio Blanco Fombona,
donde relatan, por separado, que Heureax refería con orgullo que tenía sangre
venezolana. Incluso, que Heureax pedía a su madre que contara a sus amigos
sobre su sangre venezolana.
“Usted debe saber que somos parientes. Mi abuelo es Level,
político venezolano asilado en Saint Thomas. Si alguna cualidad poseo me viene
de Venezuela”, dijo Lilis al general y prócer venezolano Andrés Level, cuando
lo fue a visitar al Palacio Presidencial. Este relato está recogido en la obra
de Vigil Díaz y Horacio Blanco Fombona.
Mientras que, Tulio M. Cestero escribe en su novela La Sangre:
“cómo ha escalado la Presidencia ese hombre, hijo de haitiano, nieto, por la
madre de un prócer venezolano”.