Tomar vino hasta ahora puede parecer la llave del éxito en la búsqueda de una salud inmejorable, por lo que es importante que conozcas cada beneficio que trae su consumo.
Por qué el vino puede ayudarte a mejorar tu salud
El vino tinto contiene una variedad de sustancias que pueden dar razón de sus beneficios para nuestra salud. En este grupo se encuentran los antioxidantes, una de sus principales propiedades, y los encargados de prevenir enfermedades en las arterias coronarias gracias al aumento de los niveles de colesterol de lipoproteína de alta intensidad (HDL) o colesterol bueno.
Otra sustancia presente en el vino es el resveratrol, el cual proviene del hollejo de las uvas utilizadas en la bebida. Existen diversos estudios que hablan sobre las funciones del resveratrol en el organismo, pero la mayoría concuerda que este puede reducir el riesgo de inflamación y coagulación de la sangre.
Otro de los beneficios de tomar vino tinto en la salud es la disminución del estrés oxidativo, el cual es un factor de riesgo en el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer y Parkinson. Asimismo, el vino tinto alberga Flavonoides y no flavonoides, los cuales ayudan a mejorar el estado de salud de personas con ciertas enfermedades como la diabetes, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.
Beneficios de tomar vino tinto
Descubre los increíbles beneficios del vino tinto respaldados por estudios científicos. Consumir vino tinto puede reducir el riesgo de enfermedades cardíacas en un 30%, combatir la depresión, prevenir la ceguera y fortalecer la piel gracias a sus flavonoides. Además, ayuda a reducir el colesterol malo, combate diversos tipos de cáncer y retrasa el proceso de envejecimiento. Otros beneficios incluyen la reducción de la inflamación, mejora de la coagulación y aumento de la sensibilidad a la insulina. Descubre cómo aprovechar al máximo los beneficios del vino tinto para mejorar tu salud.
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Disminuye el riesgo cardiaco
De acuerdo con un estudio de la Universidad de Harvard, Estados Unidos. El vino puede reducir el riesgo de un ataque cardíaco en un 30% debido a su alta concentración de polifenoles y vitamina E. Estos ayudan a mantener los vasos sanguíneos limpios y el corazón sano.
Combate la depresión
Un cúmulo de instituciones educativas en España realizaron un estudio en 2013 sobre cómo el consumo de vino tinto puede reducir el riesgo de depresión. Este se aplicó a más de 5 mil personas durante 7 años, y durante ese periodo se comprobó que quienes tomaban entre 2 a 7 copas a la semana, tenían niveles más bajos de depresión.
Previene la ceguera
Un estudio publicado en la American Journal of Pathology revela que beber vino regularmente puede prevenir el crecimiento de los vasos sanguíneos en el ojo, lo que puede evitar la ceguera. Todo esto gracias al resveratrol, el cual también puede ayudar a retrasar el desarrollo de enfermedades oftalmológicas.
Fortalece la piel
La Universidad de Barcelona realizó un estudio en el que se explica cómo el vino, gracias a los flavonoides, es capaz de reforzar las células de la piel con el fin de protegerla de los rayos ultravioleta.
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Reduce el colesterol malo
Como mencionamos anteriormente, una de las principales propiedades del vino tinto es la disminución de las placas aterogénicas en las arterias, lo que aumenta el colesterol bueno o HDL, y disminuye el LDL. Es sumamente importante mencionar que un exceso en el consumo del vino puede resultar contraproducente, por lo que se recomiendan dosis pequeñas y reguladas.
Combate las posibilidades de padecer cáncer de colón, de mama, próstata y pulmón
Investigadores de la Universidad de Leicester, Inglaterra, declararon que el consumo regular del vino tinto puede reducir la tasa de tumores intestinales en un 50%. De igual manera, se ha comprobado que esta bebida puede disminuir la posibilidad de padecer cáncer de mama, de próstata y de pulmón.
Retrasa el envejecimiento
Debido a sus propiedades vasodilatadoras, consumir una copa de vino al día puede ayudar a retrasar el proceso de envejecimiento en adultos. Esto se debe a que previene la oxidación de células que combaten enfermedades relacionadas como la demencia o el alzheimer.
