Roberto Valenzuela
“¡Coño! Cuando en un país matan mujeres, es porque no hay hombres de verdad”. Con estas palabras, el general Antonio Imbert Barrera, uno de los hombres que participó en el atentado contra el dictador Rafael L, Trujillo Molina, expresó su indignación con la muerte de las Mirabal. Para Imbert, este asesinato fue el punto de quiebre que los inspiró a él y su grupo a matar a Trujillo la noche del 30 de mayo de 1961.
El 25 de noviembre de 1960, un día como hoy, fueron asesinadas las hermanas Mirabal, conocidas popularmente como “Las Muchachas” o “Las Mirabales”, apelativos que la gente humilde del pueblo usaba de manera cariñosa y familiar para referirse a Patria, Minerva y María Teresa. Más recientemente, cuando su legado se internacionalizó, la poeta Julia Álvarez las bautizó en su novela como Las Mariposas.
Junto a Las Muchachas perdió la vida también su compañero de lucha, Rufino de la Cruz, quien desempeñaba el papel de chofer, era militante del Movimiento Revolucionario Catorce de Junio. Esa organización fue fundada por Las Mirabal y Manuel Aurelio (Manolo) Tavárez Justo para combatir la dictadura trujillista. Manolo era el esposo de Minerva. Las Muchachas fueron asesinadas cuando viajaban de Salcedo a Puerto Plata para visitar a sus esposos, quienes habían sido encarcelados por la dictadura. La trama criminal contra estas mujeres indefensas se produjo cuando regresaban a Salcedo al caer la tarde (casi noche) del 25 de noviembre de 1960.
El valiente activismo político de las Mirabal no solo las convirtió en un símbolo de resistencia y lucha contra la dictadura, sino que inspiró a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a establecer el 25 de noviembre como el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en reconocimiento a su legado y sacrificio.
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